Meto los pies bajo la encharcada arena de la orilla de la playa en verano, siento el agradable frio de su interior a la vez que me roza el agua los tobillos.
Duermo bajo las sábanas con olor a casa y escucho la musica que hace el agua al caer lentamente desde lo alto de los cielos.
Me veo reflejado en unos ojos que me miran fijamente y beso tus tiernos labios deseosos de ser besados, y siento el calor de tu boca.
Tumbado escucho el crujir de la madera, cuyo sollozo huele a calor, y miro el rojo y amarillo que baila sobre los troncos de un leño dentro de la chimenea.
Recuerdo que de niño me relajaba sentado, acariciando el pelo de mi perro, y notandome seguro cerca de él. Recuerdo un abrazo de mi padre viendo la televisión me hacía sentirme la persona más amada del planeta.
Muchas veces me relajo mirando al mar, despeinandome la brisa que me llena de alegría y me mueve el corazon cada vez que nos miramos a la cara, frente a frente el mar y yo, y me zambullo en su interior notando su frío en todo el cuerpo y a la vez el calor que da el sol cuando salgo, ¡qué sensación más maravillosa! Tan buena como meter la mano en un saco de legumbres y removerlo todo como si fuera el agua de un cubo de la playa.
Escucho musica mientras me acaricias el pelo. Noto el sabor dulce del chocolate en mi boca. Siento la suavidad de tu piel contra mi piel.
El olor a campo cuando llueve.
Y a veces me relajo escuchando el silencio, que para ello no me hace falta nada, solo recordar buenos momentos vividos, que por suerte ya van muchos.
Y es curioso como para sentirse bien, no hacen falta grandes cosas, ni grandes hazañas, porque los mejores placeres de la vida, no están tan lejos como crees. Sólo tienes que saber apreciarlas porque si tú no te das cuenta de lo que valen, el mundo es una tonteria, como dice la canción.
Duermo bajo las sábanas con olor a casa y escucho la musica que hace el agua al caer lentamente desde lo alto de los cielos.
Me veo reflejado en unos ojos que me miran fijamente y beso tus tiernos labios deseosos de ser besados, y siento el calor de tu boca.
Tumbado escucho el crujir de la madera, cuyo sollozo huele a calor, y miro el rojo y amarillo que baila sobre los troncos de un leño dentro de la chimenea.
Recuerdo que de niño me relajaba sentado, acariciando el pelo de mi perro, y notandome seguro cerca de él. Recuerdo un abrazo de mi padre viendo la televisión me hacía sentirme la persona más amada del planeta.
Muchas veces me relajo mirando al mar, despeinandome la brisa que me llena de alegría y me mueve el corazon cada vez que nos miramos a la cara, frente a frente el mar y yo, y me zambullo en su interior notando su frío en todo el cuerpo y a la vez el calor que da el sol cuando salgo, ¡qué sensación más maravillosa! Tan buena como meter la mano en un saco de legumbres y removerlo todo como si fuera el agua de un cubo de la playa.
Escucho musica mientras me acaricias el pelo. Noto el sabor dulce del chocolate en mi boca. Siento la suavidad de tu piel contra mi piel.
El olor a campo cuando llueve.
Y a veces me relajo escuchando el silencio, que para ello no me hace falta nada, solo recordar buenos momentos vividos, que por suerte ya van muchos.
Y es curioso como para sentirse bien, no hacen falta grandes cosas, ni grandes hazañas, porque los mejores placeres de la vida, no están tan lejos como crees. Sólo tienes que saber apreciarlas porque si tú no te das cuenta de lo que valen, el mundo es una tonteria, como dice la canción.
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