miércoles, 9 de julio de 2008

Él sabía dónde estaba. Sabía perfectamente de quien se trataba. Lo sabía todo. Menos su futuro. Él sabía que era importante. A pesar de todo lo que decian de él, pensaba en los suyos, los conocía a todos sin tener que verlos cada día. Porque no lo necesitaba. Vestía siempre elegante, traje, corbata, siendo un hombre hecho y derecho, sonrisa perfecta, todo un galán de época.
Había gente que no podían visitarle, otros iban siempre que podían, pese al reproche de muchos.
Será recordado como un gran hombre, con gran descendencia, cabeza amueblada hasta el final de sus días. Manos de hierro y corazón de acero. Él no sabía que lo recordarían como el gran hombre que es, tal y como se merece. Algunos lo llaman viejo, otros en cambio, sabemos que es un señor, y un sabio.

No hay comentarios: