viernes, 12 de junio de 2009


Hubo un día en el que soñar era gratis, donde lo real estaba fuera de la cabeza, donde se vivía feliz sin pensar en nada ni nadie más. Cuando el día en el que te despiertas ves la luz, te das cuenta de que todo se podía deshacer con un tropezón, de que el mundo no era tan resistente. Una palabra puede cambiar el mundo, o un gesto, una gota de agua sobre un vaso lleno hará que rebose. Pues bien, todo cambia, a diario, y todo tiene un fin, hasta la vida tiene un fin. Ese sueño se acabó, bienvenido a la realidad señor.

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