miércoles, 29 de diciembre de 2010

Madriguera

Duermo en una habitación con un camastro y la persiana cerrada. Sin cuadros, sin ningún tipo de ornamentación, como un monje. Puedo oír el silencio en el exterior, a veces sorprendido con un murmuro del viento. La única bombilla que cuelga del techo a veces tintinea, parece que se consume, pero renace y vuelve a iluminarlo todo de una manera fantasmagórica.
Cuando apago la luz, todo es oscuridad, sólo iluminada por el led del calentador. Se me haría raro una vida sin luz. Antes de dormir juraría que escucho dentro de mi cabeza la energía que usa mi cuerpo para sobrevivir, mis latidos dentro de ella. Puedo sentir que los días pasan, que el invierno avanza y que se hace de noche muy pronto. O al menos lo intuyo, porque por mi ventana no se ve nada.

Una vez tuve una pesadilla donde quería salir de mi jaula, abría la ventana, subía la persiana, y había un ruido de trombones atronador. El cielo estaba rojo como un volcán y lleno de nubes que se retorcían angustiosamente. Quería huir, pero no sabía a donde. Se que era el momento. Lo sé porque en la cornisa del edificio de en frente, puedo verte. Pero no como antaño, te veo como un problema, una amenaza. Ojos blancos y luminosos, siniestra, tú. Melena negra al viento, eres el fantasma de lo que fuiste. Ya no te amo, ya no te echo de menos, por eso quizá, vengas a por mi. Pero sólo era una pesadilla, que me hacía despertar y ya no podir más en mitad de la noche, apareciendo de nuevo en mi habitación, con sus paredes blancas y su no decoración. No puedo dormir y me duele la cabeza. Vagaré por mi madriguera hasta que morfeo me atrape de nuevo...

No hay comentarios: